El Priorato de Sión

Priorato de Sión

Chapa representativa de los miembros del Priorato de Sión

Gracias a los libros y a alguna película como El Código da Vinci, muchas personas escucharon por primera vez de la existencia del Priorato de Sión, una agrupación tan misteriosa y hermética como puede ser el Club Bilderberg.

El Priorato de Sión fue fundado en 1099 en Jerusalén por Godofredo de Bouillon, un rey francés, después de que éste y sus tropas conquistasen la ciudad. Este rey contaba con un gran secreto que había estado en poder de su familia desde los tiempos de Jesús de Nazaret.

Debido a que este secreto se perdiese con su muerte, decidió crear una hermandad secreta a la que llamó Priorato de Sión, quien tenía la misión de salvaguardar su preciado secreto de generación en generación.

Este rey pasó dos años en Jerusalén y su hermandad adquirió el conocimiento de varios documentos enterrados bajo la tumba del templo de Herodes, el cual fue construído sobre las ruinas del antiguo templo del rey Salomón.

Pensaban que estos documentos confirmarían el gran secreto del rey Godofredo y que eran tan importantes que la propia iglesia católica no pararía hasta hacerse con ellos. El Priorato de Sión se hizo la promesa de que costase lo que costase, al final se harían con esos documentos y los protegerían, incluso con su vida si fuese necesario, haciendo que la verdad nunca se perdiese.

Según se decía, muchos documentos de incalculable valor así como unos restos humanos o el mismo Santo Grial han estado desde siempre bajo su custodia pero el paradero de estos objetos nunca era revelado y todo se transmitía oralmente a sus nuevos senescales en una ceremonia clandestina, jamás se hacía por escrito, con lo que se aumentaba más su protección.

En el pasado siglo XX y con el imparable avance de las tecnologías y la capacidad de grabar y registrar conversaciones, los miembros el Priorato de Sión juraron no pronunciar el nombre del lugar sagrado donde se encuentran muchas de las reliquias que han ido adquiriendo a lo largo de los años.

Hoy en día siguen teniendo la misma misión que hace siglos, proteger los documentos del Sangreal (sangre real), hacer lo mismo con la tumba de María Magdalena y proteger a toda costa el linaje de Jesús, es decir, a las pocas personas que quedan descendientes de la dinastía merovingia que han ido sobreviviendo hasta nuestros días.

Asimismo deben presentar ante el mundo muchos de los documentos como pruebas que demuestran la falsedad de los testimonios que aparecen en el Nuevo Testamento. Todos los priores tienen algo en común, cuentan con un vínculo fraternal histórico, una tremenda fascinación por todo lo relacionado con María Magdalena, a quienes llaman la diosa.

Esta creencia en una divinidad femenina está bien documentada a lo largo de toda la historia del Priorato de Sión, siendo mucho más que un culto, son los guardianes de uno de los secretos más antiguos de la humanidad, algo que, como dijimos al principio de esta entrada, hemos podido leer en infinidad de libros o verlo en algunas películas.

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