El puente de los perros suicidas

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Puente de los perros suicidas

En el planeta hay un gran número de rincones que guardan un misterioso secreto, cuevas supuestamente vacías donde se oyen gritos en su interior, cenotes secos de los que se dice que en lo más profundo se ve movimiento de alguna clase de ser o lugares como el que vamos a hablarles en la siguiente entrada, algo que tiene en jaque a la comunidad científica.

Milton es el nombre de una pequeña localidad del condado de Dumbarton, en Escocia. Poco o nada podría hacer que situásemos a este pueblo en el mapa, porque no tiene gran cosa para ser visitado o recordado, a excepción de algo muy misterioso, un puente que desde los años 60 ha hecho que muchísimos perros se hayan lanzado al vacío, perdiendo su vida o quedando seriamente maltrechos.
Vamos a irnos un poco más atrás en el tiempo para conocer más sobre esta zona, exactamente hasta el año 1859. En este momento, James White, un acaudalado burgués, se hizo con unas tierras a las afueras del pueblo para poder construir una mansión.

Gracias a su posición social y a su riqueza pudo contratar a uno de los mejores arquitectos del momento para que diseñase su villa, a la cual había que acceder sorteando el río Clyde, por lo que White pidió al arquitecto que diseñase también un puente acorde con la mansión. Este fue el nacimiento del Overtoun Bridge.

A pesar de haber sido proyectado por un buen arquitecto, el puente es bastante sobrio y podría pasar desapercibido entre los muchos puentes que podemos encontrar en cualquier rincón de Escocia o incluso del mundo, pero este puente tiene una característica muy especial y que nadie se explica, hace que los perros se vean inmersos en una especie de hipnosis o locura transitoria y se tiren desde lo alto.

Fue en la década de los 60 cuando comenzó todo este fenómeno, cuando se dieron varios testimonios que aseguraban que los perros, a medida que se acercaban a la zona centro del puente se iban poniendo cada vez más y más inquietos y de repente tomaban carrerilla y se lanzaban al vacío. Muchos de ellos morían estrellados contra las piedras, pero quienes caían sobre el agua y solo se llevaban el golpe, volvían corriendo al puente para lanzarse de nuevo, como si de alguna posesión extraña se tratase. En las últimas cinco décadas se ha tenido constancia de este hecho con una cantidad de perros que oscila entre los 80 y los 100 ejemplares.

¿Por qué ocurría esto?

Se lanzaron diferentes hipótesis sobre cuál podía ser la razón que llevaba a los perros a saltar desde el puente, como por ejemplo la existencia de fuerzas sobrenaturales, potentes magnetismos o campos de energía que hacían que los sentidos del can se anulasen o se volviesen locos y se viesen obligados a hacer esto.

La Sociedad Escocesa para la Prevención de la Crueldad Animal, envió a dos veterinarios y científicos para que hiciesen una investigación de campo y ambos llegaron a la conclusión de que el aislamiento visual que producían los muros, bastante altos para un puente, hacía que el resto de los sentidos más desarrollados del perro como olfato y oído se agudizasen mucho más.

Pensaron que se debía a alguna clase de sonido de alta frecuencia, inaudible para los humanos pero que puede resultar muy molesto para estos animales y apuntaron hacia unos postes de luz cercanos, pero sin resultado.

Uno de los investigadores, el doctor Sands, descubrió que esto no ocurría con todos los perros, los que tenían el hocico más grande como los Golden Retriever, los Labradores, Collies, etc., eran los que saltaban y no ocurría lo mismo con los más pequeños.

Finalmente se hizo un hallazgo muy especial que revelaba el por qué de la situación. En esta zona, hacía unos años, se produjo una invasión de visones americanos, animales que tienen en el ano unas glándulas que segregan una sustancia que vuelve locos a los perros, en el sentido literal de la palabra.

Debido a que la zona del puente es un lugar de mucho paso para los visones americanos y que los muros del puente son bastante altos, el aroma que emanan se mantiene durante más tiempo, haciendo que los perros adviertan ese olor y hagan lo que muchos de ellos acababan haciendo.

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