El enigma de San Pedro. ¿Quién fue realmente?
San Pedro es uno de los apóstoles más reconocidos de los doce con los que contó Jesús durante su etapa en la Tierra y a quien se le concedió ser el primer jefe de su iglesia, pero… ¿Quién era exactamente San Pedro? Su nombre era Shimón bar Ioná, por eso también fue conocido como Simón Pedro y sus orígenes nos llevan al siglo I a.C en la localidad de Betsaida, en Galilea.
Fue en este lugar donde antes de dedicarse por completo al Evangelio, trabajó como pescador, al igual que toda su familia, hasta que llegó Jesús, lo que hizo que San Pedro abandonase la vida tal como la había conocido hasta ese momento y decidió unirse a él hasta el fin de sus días.
No era una persona que tuviera una gran educación, aunque si por algo se caracterizaba era por su manera de ser decidida y bondadosa, lo que hizo que se convirtiese en uno de los favoritos de Jesús y también en una de las voces más destacadas de los doce apóstoles.
Según lo que se puede leer en las páginas del evangelio, el sobrenombre que se le dio de Pedro fue idea del propio Jesús, quien después de señalarle una piedra, le vaticinaría que sería quien tendría la obligación de dirigir la iglesia de Jesús en la Tierra. Asimismo nos dice que Jesús le reveló a San Pedro que éste le negaría tres veces en el momento de su detención, algo que avergonzaría a Pedro aunque haría que se convirtiese en el hombre que con más fuerza defendería la fe cristiana de Cristo.
Cuando Jesús dejó la Tierra, San Pedro se convirtió automáticamente en el líder del cristianismo y asumió todas las tareas religiosas y evangélicas. Por ello fue perseguido por el rey Herodes allá por el año 44 d.C, quien no cesó en su intento de hacerle prisionero y acabar con la religión cristiana, aunque la prisión no pudo hacer que San Pedro se doblegase y éste consiguió escapar de la prisión donde se encontraba encerrado.
Cuando consiguió escapar no dudó en continuar ejerciendo la misma labor que estaba realizando hasta el momento de su detención, la proclamación del evangelio de Cristo allá por donde fuese, especialmente por lo que hoy se conoce como Europa y también por Asia.
Poco se sabe sobre cómo y cuáles fueron sus últimos momentos de vida y no hay muchas referencias sobre ello. Se dice que cuando escapó se fue hasta Roma, donde continuó arduamente su trabajo en la iglesia, razón por la cual muchos historiadores y eruditos aseguran que ahí se encuentra la sede de la iglesia en el mundo y que a San Pedro se le considera como el primer Papa de la historia del cristianismo.
Se afirma que en la época más intensa de las persecuciones contra los cristianos por parte de Nerón, San Pedro fue apresado, encarcelado y posteriormente crucificado, algo que se especula sucedió entre los años 64 y 67.