En busca de El Dorado

El Dorado

El Dorado

Durante el transcurso de la historia ha habido muchos aventureros y caza tesoros que han asesinado, luchado y saqueado infinidad de rincones en todo el mundo, llevados por la codicia y por el poder del dinero, en muchas ocasiones destruyendo objetos de incalculable valor y acabando con los restos de antiguas civilizaciones.

Una de las búsquedas más importantes es la de El Dorado, donde muchas personas siguen diciendo que es una leyenda y otras afirman que verdaderamente existe. Posiciones encontradas que nos hacen remontarnos a la época del imperio Inca en Perú allá por el año 1532, donde los españoles descubrieron un auténtico tesoro compuesto por infinidad de piezas de oro.

Las paredes del templo del emperador Atahualpa en Cuzco estaban completamente cubiertas de oro y muchos otros objetos cotidianos para el emperador también estaban fabricados con este metal. Los españoles, ansiosos por hacerse con todo el oro posible capturaron al emperador y pidieron por él un enorme rescate, a lo que el pueblo accedió, pero dirigidos por Francisco Pizarro, los españoles acabaron con su rehén.

No pareciéndoles suficiente las riquezas que habían conseguido, despojaron al imperio inca de prácticamente todas sus riquezas, pero la codicia era interminable y decidieron moverse hacia el norte después de haber oído diferentes relatos que revelaban la existencia de tesoros aún mayores, en un lugar a la que los lugareños llamaban El Dorado y que para unos era una ciudad perdida que tenía un templo lleno de tesoros o incluso algunos que afirmaron que se trataba de una montaña de oro macizo, aunque otras aseguraban que se trataba del jefe del pueblo chibcha o muisca, quien se había ganado el apodo de El Dorado durante la realización de una ceremonia en la que era recubierto de polvo de oro y donde tanto él como su pueblo lanzaban objetos de oro y piedras preciosas al lago Guatavita como ofrenda para sus dioses.

Con aquellas historias comenzó un gran trasiego de expediciones en busca de tanta riqueza, Georg Hohermuth, gobernador alemán de Venezuela organizó una expedición en 1535 que duró tres años y donde perdió gran parte de sus hombres, llegando a quedarse a unos 100 kilómetros del lago. El Español Gonzalo Jiménez de Quesada llevó a su expedición al interior de los Andes y llegó hasta una zona rica en sal, allí torturó a los habitantes hasta que le revelaron el origen del oro y esmeraldas que portaban, el pueblo de Hunsa. Quesada no tardó demasiado en llegar y descubrir que muchas de las casas contenían placas de oro, asimismo descubrió sacos repletos de polvo de oro y esmeraldas.

El Dorado

Joya de oro

En 1545, el hermano de Jiménez de Quesada, Hernán, intentó apoderarse de los tesoros que yacían en el fondo del lago Guatavita esclavizando a un gran número de indios chibcha, a quienes obligó a formar una cadena humana dotada de cubos con los que iban sacando el agua del lago, consiguiendo hacer que el nivel de éste descendiese en 2,70 metros, permitiendo que algunos tesoros quedasen al descubierto.

Llegado el año 1585 un comerciante español reclutó un ejército de 8.000 indígenas y construyó un gran canal para drenar el lago, consiguiendo que descendiese el nivel en 18 metros y descubriendo una ingente cantidad de objetos de oro y esmeraldas pero debido a estas obras, se produjeron corrimientos de tierra que obstruyeron el canal de drenaje en su totalidad y el proyecto tuvo que ser abandonado.

Siglos después, una compañía británica consiguió excavar un canal que hizo descender al mínimo el nivel de las aguas, pero el fango que había en el fondo del lago era muy blando y profundo, haciendo imposible trabajar sobre esa superficie. La cosa podría haber cambiado debido a que el sol de aquella zona consiguió endurecer el lodo y entonces se solicitaron equipos de perforación, pero las lluvias llegaron y el lago de nuevo volvió a llenarse, como si de una maldición protectora se tratase, muy pocos consiguieron sacar algo del Guatavita.

Años después el Gobierno dictó una ley que protege a este lago de las incursiones furtivas de los caza tesoros, algo que no ha hecho sino más que aumentar esa leyenda que todos hemos escuchado en más de una ocasión, la leyenda de El Dorado.

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  1. ruth gonzalez toledo

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