El infierno según Dante
Dante Alighieri es uno de los poetas italianos más reconocidos, especialmente por su obra titulada La Divina Comedia, considerada como la obra maestra de la literatura italiana y también una de las más importantes de la historia, dejando patente la importancia de este personaje del que se dice que era un apasionado del misterio.
La Divina Comedia es una obra completamente diferente a lo que podemos estar acostumbrados a ver, dado que nos lleva a una visita al infierno y donde como guía tendremos al poeta Virgilio, a quien Dante admiraba.
Una de las cosas más curiosas que nos llamarán la atención de este libro es que en esta visita ambos se van encontrando a grandes personalidades famosas de aquella Florencia del siglo XII y donde se cuenta cómo está organizado el infierno y cuáles son los castigos o incluso los placeres que reciben todos sus habitantes.
Según se dice, el viaje de Dante a los infiernos fue el Viernes Santo del año 1300, cuando éste tenía 35 años, y recorrió todos los círculos en 24 horas. Según presentó, el infierno tenía forma de embudo, el cual estaba segmentado en nueve círculos decrecientes.
Los cinco primeros círculos son los que forman el Alto Infierno y los cuatro siguientes el Infierno Inferior, una zona que cuenta con gruesas murallas de hierro y mezquitas rojas, como si fuese una ciudadela para los demonios.
En la Divina Comedia nos explicaba con gran detalle cómo era el interior del infierno, recordándonos la existencia de pozos, ciénagas, arenales, sepulturas, despeñaderos y justo en el vértice del embudo es donde se encontraba Lucifer.
En los nueve círculos se encontraban los condenados, todos ellos clasificados según la gravedad de los pecados que habían cometido en vida, donde Dante destacaba el Judesco, el último círculo. Se dice que en esta zona había un palacio donde se encontraban aquellos que traicionaban a sus bienhechores.
Es en este círculo donde se encuentra Lucifer, a quien se describe como un demonio con tres cabezas y entre las fauces de la cabeza principal estaba Judas, a quien mordía una y otra vez mientras éste se retorcía de dolor.
Descripción de los nueve círculos
El primer círculo era el lugar en el que se encontraba el Limbo, donde estaban aquellas personas que no fueron bautizadas. En este círculo había un castillo rodeado de siete muros conocido como la “Mansión de los justos” y donde se encontraban algunos personajes importantes en la historia que fallecieron sin conocer la fe.
En el segundo círculo estaban los lujuriosos, quienes pecaron por amor en vida. Su castigo es ser juzgados y metidos en un torbellino que nunca se detiene y que los sume en la más completa soledad.
Los envidiosos, soberbios y los glotones estaban en el tercer círculo, todos ellos metidos en el fango, una zona donde existe una lluvia muy fuerte, y donde son desollados por el cancerbero, un perro de tres cabezas.
En el cuarto círculo del infierno estaban los pródigos junto a los avaros, los cuales estaban chocando todo el tiempo entre sí y mofándose unos de otros, arrastrados por grandes pesos. En este lugar, las altas esferas de la iglesia (Papas, cardenales, obispos, etc.) están cubiertas por un manantial de aguas negras que van conformando un pantano.
Los materialistas, librepensadores y los orgullosos tenían su lugar en este infierno tan particular de Dante, en el quinto círculo. Estaban rodeados por una fétida laguna que les hacía prácticamente imposible respirar, llenando el interior de su cuerpo de toxinas y suciedad.
En el sexto círculo estaban los herejes, todos ellos metidos en sepulcros de fuego dentro de los muros de la ciudad de Dite, horrible rincón vigilado por diablos y por las tres Erinias (Megera, Alecto y Tisifone) diosas de la venganza.
El séptimo círculo estaba poblado por los violentos, usureros y los espíritus malditos, todos ellos controlados por el minotauro. Este lugar estaba dividido por tres círculos de piedra y todos ellos rodeados por un caudaloso río de sangre. Cada círculo contaba con divisiones que albergaban pecadores de determinado delito.
En el primero de los recintos del séptimo círculo estaban los violentos, asediados sin cesar por el minotauro. En el segundo círculo estaban los violentos contra sí mismos, los disipadores y los suicidas. En el tercer círculo estaban los violentos contra la sociedad, la naturaleza y contra Dios.
Los traficantes, charlatanes, mentirosos, ladrones y defraudadores tenían su rincón en el octavo círculo, dividido en diez fosas:
- Primera fosa: para los rufianes y seductores.
- Segunda fosa: lugar para los aduladores y cortesanos.
- Tercera fosa: para los simoniacos, quienes hicieron negocio con temas espirituales.
- Cuarta fosa: Aquí yacen los adivinos.
- Quinta fosa: donde estaban los traficantes de justicia.
- Sexta fosa: lugar para los mentirosos e hipócritas.
- Séptima fosa: para los ladrones
- Octava fosa: para los consejeros.
- Novena fosa: espacio para los herejes, cismáticos y escandalosos.
- Décima fosa: para los falsos y charlatanes.
El noveno círculo es el último del infierno y está destinado para los asesinos y los traidores. Está dividido por cuatro recintos y antes de acceder a los mismos hay un pozo rodeado por gigantes y justo en el centro, entre hielos que envuelven las sombras se encuentra Lucifer.
Me encanta leer estos tipos d redaccion d misterio. Gracias por el tiempo q se toman al escribirlos y publicarlos.
Fabiola:
Muchas gracias por tu respuesta. Está atenta porque en estos días estaremos publicando los siguientes nuevos artículos:
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