La maldición de Tutankamón

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Máscara de Tutankamón

Un ventoso día de noviembre de 1922, exactamente en la tarde del día 4, un famoso arqueólogo y un séquito de guías y otros personajes, se dispusieron a entrar a una tumba que habían descubierto días atrás en la zona denominada Valle de los Reyes en Egipto. Lejos estaban de imaginar el gran descubrimiento del que serían artífices, ante sus ojos se alzaba una millonaria tumba,  de uno de los grandes Faraones, Tutankamón.

El mundo les admiraría por su hazaña, y también presenciaría,  los siguientes años, la muerte de  aquel grupo de osados exploradores, que sucumbirían,  ante la maldición de Tutankamón.

Tutankamón,  la imagen viva de Atón

Se sabe que Tutankamón fue el último de los faraones de la dinastía  XVIII de Egipto. Su privilegiada posición como Faraón también destacaba por ser considerado un favorito de los dioses, su nombre mismo le confiere tal calidad, Tut-anj-Atón, significa «la imagen viva de Atón» y también significa, «imagen viva de Amón». Y sin embargo, no fue uno de los grandes faraones, ni siquiera tenía una gran tumba. Le daría fama e importancia el hecho de que, a diferencia de las de los demás faraones, la suya permanecería intacta hasta aquel año 1922 cuando fue descubierta.

Descubrimiento de la tumba de Tutankamón

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Descubrimiento de la Tumba del Faraón

Fue el Egiptólogo Howard Carter, quien con el patrocinio del noble inglés Lord Carnavon, descubrió luego de recorrer Luxor, la tumba de Tuntakamón. Aquel día de gran relevancia para los estudiosos de la  Egiptología;  Carter, Lord Carnavon y su familia, ingresaron a la tumba que durante 3,000 años había guardado silenciosa,  el descanso eterno del Faraón. El descubrimiento de toda clase de objetos de gran valor,  y la tumba  misma del Faraón,  supusieron un día de gran emoción que seguirían días de funestos sucesos por la maldición del Faraón.

La muerte vendrá sobre alas ligeras al que estorbe la paz del Faraón

Pronto llegaría la primera de las muertes, cuando Lord Carnavon moría de una pulmonía luego de una infección por la picadura de un mosquito. Las leyendas y el misterio comenzarían a rodear el descubrimiento. Las leyendas apuntaban a que en la tumba existían frases como la de este título, en que se advertía sobre la maldición, en realidad no existe constancia de ello.

Las muertes, como hemos dicho, se fueron sucediendo. A la vuelta de los expedicionarios a Londres, murió sin motivo aparente el hermano de Howard Carter. Sir Douglas Reid, que hizo una radiografía de la momia del Faraón, murió dos meses después, inexplicablemente. Un canadiense que acompañaba al grupo que abrió la tumba, murió de un derrame cerebral al volver de El Cairo.

La maldición del Faraón se extingue…

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Sarcófago de Tutankamón

No hubo más muertes y realmente el arqueólogo Carter falleció  mucho tiempo después, de muerte natural y el médico que hizo la autopsia del Faraón,  murió cuando tenía 75 años. Con los años, la leyenda se fue extinguiendo. Y  aunque en la década de los años  1980 resurgió, según la comunidad científica esto fue gracias a la prensa sensacionalista.

Por aquellos años, se decía que los museos que habían acogido la primera gira mundial de la Momia del Faraón habían sufrido algunos contratiempos y que el rodaje de una película sobre la misma, había estado llena de contrariedades. Hoy se sabe, que no hay tal maldición, aún la teoría de agentes patógenos liberados al abrir la tumba luego de tres mil años, que habrían sido causa de las muertes, ha sido descartada.

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